Wednesday, April 5
AUNQUE VALIENTE,
al hombre que camina por la playa
le asusta el mar. Lo siente indiferente
y al mismo tiempo íntimo, ingerente,
como un destino. ¿Cree en el destino?
Se calla. Aunque tomara otro camino
para eludir su olor, está en la baya,
en el hoyo, en la calle. ¿Hay una raya
que separe lo cierto de lo incierto?
Le incomoda. Quisiera estar despierto
de otro modo, poder asegurar,
subido a una atalaya: --'Esto es el mar,
esto el hombre, esto el cielo, ésta la tierra'
al muñeco de sal al que se aferra
por dentro, entre nadar y no nadar.
(Hugo Padeletti)