Tuesday, February 28
A JONÁS
Y si permanezco en el vientre de la ballena,
si después de tres días y tres noches
sigo ahí,
recitando en la oscuridad
las palabras aprendidas en la tierra
y la boca del pez no se abre.
Si mis piernas y mis brazos
se acostumbran a las formas del océano
y el costillar de la ballena se convierte
en una extensión de mi cuerpo
y puedo levantar la voz
hasta confundirla con el canto
de las otras ballenas
que se congregan para migrar.
Y si después de ir de norte a sur y de sur a norte
seguimos tan lejos de Nínive como el primer día,
aprenderé el alfabeto de figuras
de los cardúmenes
y desde mi ballena les diré que vayan a la orilla
a nadar entre las piernas de la gente:
llevarán el mensaje,
serán lentos y dóciles
para que los niños los puedan tocar.
(Javier Peñalosa M.)