Thursday, April 13
ÉRAMOS RATONES,
temblando en un rincón de casa de mi madre, allá en la
casa enorme de mi madre. Mi madre, una princesa
sin príncipe y sin rey, ya entonces era frágil
como una veladora; su casa era un rincón adentro de su
casa. Dentro, llena de miedo, repartía a sus dos hijos
vestigios ínfimos de azúcar y de queso. Siempre fuimos
ratones
allá en la casa enorme de mi madre. Los tres nos
ocultábamos en los resquicios, soñando con veneno
para ratas, pues éramos pequeños
e indeseables ratones, allá en la casa enorme de mi
madre.
No sé quiénes serían los verdaderos dueños, de aquella
casa enorme de mi madre. Los verdaderos dueños de
los que había que huir,
no sé quiénes serían, allá en la enorme casa
enorme de mi madre.
Acaso los ratones.
(Óscar de Pablo)