ALIMENTAR A LOS CABALLOS similus cum similibus curantur, que quiere decir que los burritos se juntan para rascarse las montañas de Catskill el establo un caballo marrón él le dice si fuera animal sería un caballo como el caballo marrón que ella mira y dice me excita cómo la excita pregunta él ella responde como si las cosquillas quisieran reemplazarme, muy aquí, con la escasa noción que pueden tener las cosquillas del aquí seguramente el caballo la sepa abarcar bien dice él pero advierte si alguna vez ella se acuesta con un caballo no volverá a tocarla ella no está diciendo con perros con gansos con cabras dice con caballos pero No es un músculo enfático y ella comprueba cuando toca su mano el No mayúsculo impregnado de lomo y dice no me acostaré con un caballo para que siga tocándome lo dice en serio sabe no existen otros caballos como él las montañas de Catskill se hacen las que no oyen que no saben y rodean un lago antes un pueblo removido del núcleo para contener la reserva de agua de la ciudad donde él y ella toman agua de la llave como si no estuvieran lejos de lo que alguna vez los hizo cerca de qué han estado cerca no del futuro pero existe dónde en el agua de la llave tal vez si la mirada estuviera hecha para extraer lo otro de lo uno pero el ojo no ablanda el cuerpo allá marrón con la sustancia de lo vivo su cola espanta moscas sabe producir mirada comer cagar ver oler una hembra abalanzarse incrustarse lastimar el reflexivo solamente comer comiendo buscando más comida gerundios del potrero pero si hay una hembra tumbar arrasar he ahí una palabra he ahí una función en contraposición las hojas su postura de otoño caen como si de caer hubiera adentro un canto inspección del nosotros en la caída el yo se instala en ella él muta en otro donde hay un yo y un tú hay un lugar donde crecen y se ajustan y se enquistan las expectativas alerta no quedar en ese ahí de nos qué hacer luego con esa pulsación frente al semental jamás castrado el espacio entre se cubre de atmósfera la visión declina es ahora un asalto relinchante y ella ya no está con una persona, ni con un caballo está con la sensación de esa persona, de ese caballo dirían que no se desea un objeto sino un conjunto no me acostaré con un caballo dice ella pero cómo sabemos los que pronunciamos palabras y escuchamos promesas los que creemos en mundos naciéndose y otros acabándose el mundo de las moscas, por ejemplo el sexo con caballos, por ejemplo de tanto desear que de ahí surja materia no como pus no como llaman los espíritus a lo vivo materia como un colgar de la firmeza de un caballo la firmeza en que la forma encaja formas colgantes que se parecen a aquello que las desea ¿qué se siente penetrar? pregunta ella debe ser, pero dígame usted, sabe más de esas cosas debe ser apretar que flujo se haga súbdito materia que habla sobre cómo siente su materialidad ¿humedad? ¿barro? ¿qué? Poder, dice él poder sacar de un cuerpo donde el otro no es posible el talón del amor se podría hacer cuero de este momento un cinturón de mirar un caballo un cinturón marrón hala con su hondo animal un cabalgar tal vez hacia un futuro mejor hacia un presente con anteojeras blindada la ansiedad de ser otro tomados de las manos la cabeza de ella descansa en la de él y ella lo rascará, le dará guayabas, alfalfa zanahorias (Fátima Vélez Giraldo)
1 Comment
No posts
gracias por este poema bestial (ja ja) que tiene lugar justo en el pueblito donde crecí, en las montañas de Catskill. Mi casa quedaba a pocos minutos de la represa de agua que abastece la ciudad de NY. (Mi vecino tenía un caballo marrón que venía a mi patio a comer gramita, pero en realidad era yegua...así que no creo que sea el caballo del poema, aunque uno nunca sabe)