Friday, October 6
S/T
No he enloquecido.
No he disparado contra otros, ni contra mí.
No he arrancado las modestas flores del patio.
No envenené agua ni platos de comida.
No he dejado palabras impuras en mí, todas las he lanzado al viento.
No he diseminado horribles verdades.
Neferet, no he corrido contra el viento. Ni a favor de él. No he corrido, porque correr
es un énfasis del cuerpo.
He respetado el Verbo.
No he necesitado develar el verdadero rostro de las gentes.
No he cosechado fruta verde.
He compartido las cargas de los que estaban cerca.
No tapé los espejos durante las tormentas ni en la muerte de los que amé.
No he perturbado las estaciones con perfumes atmosféricos.
No corté mi pelo ni mis uñas sino fue por higiene, nunca por vanidad.
No he alargado la agonía de Argos, mi perro.
No he deseado que regrese la juventud a mi cuerpo.
No he planeado que regresaras. Estamos repartidos en dimensiones floridas
y distantes.
No hablé lenguas.
No insistí en que estuvieras.
No he abierto puertas ajenas. Sí abrí, Neferet, puertas al vacío.
No mentí aunque conviniera.
No he criado serpientes en mi corazón.
No he olvidado aquella tarde.
(Elena Anníbali)