Friday, April 29
ULTIMA THULE, EL ASTEROIDE
Se llama Ultima Thule y también es un fin,
no es siquiera un planeta, es solo un asteroide
a 6500 millones de quilómetros
del Sol al que contempla desde su frontera,
a esa estrella incendiada que rige nuestras vidas,
la nuestra, humana, ínfima,
como la suya, lejana, sombría.
Treinta o cuarenta metros son su cuerpo
de piedra sin origen conocido,
que el telescopio Hubble descubrió
el 26 de junio, allá en 2014.
El telescopio, monstruo de mil caras,
trajo la noticia a este planeta
que también gira como el Ultima Thule,
azul la Tierra, rojo el asteroide
2014MU69
que la nasa apodó Ultima Thule,
homenaje al país de los misterios,
y último ser celeste que obediente
orbita alrededor de un Sol que es nuestro y suyo.
¿Tampoco Ultima Thule podrá huir
de su lento, obediente gravitar?
Navega en el vacío y su año dura
unos 298 años terrestres
o más exactamente
108.273 días
El monstruo de mil caras lo escrutó,
lo fotografió en su último límite,
mágica piedra solitaria, casi
el más allá, casi el abismo, casi
una carrera libre en la galaxia
que él ya no correrá, ni ganará
el infinito en que los cuerpos leves
desafían los agujeros negros
que amenazan tragarlos para siempre.
Y juegan su carrera hasta la muerte
pero ya no orbitan alrededor
de la estrella inmóvil cuya luz
se va desvaneciendo entre planetas
y no alcanza a su último asteroide.
No es siquiera un planeta y cumple su destino
alrededor del mismo sol que Mercurio,
Venus, la Tierra, Marte, Júpiter,
Saturno, Urano, Neptuno, y Plutón
y el cinturón de Kuiper, ese séquito final
de Ultima Thule. Y yo escribo este poema,
y es solo un devaneo, no sé
por qué lo escribo en la noche de Santos,
por qué no salto al último silencio,
mientras veo la Luna levantar mareas
con sus peces profundos y sus monstruos
que también viven sin saber por qué.
Giran los astros sobre mi cabeza,
sobre el océano y la ciudad de Santos,
como gira el destino, como gira
a quilómetros luz mi Ultima Thule
que tampoco sabe por qué gira al borde
del sistema solar donde es de noche
y no salta a la galaxia y desafía
su propio fin, como un reto, el destino sideral. (Alfredo Fressia, 1948-2022)